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Foto del escritorJavier Andres Lozada Barbery

Gratitud: Lo que la Vida nos Regala

Actualizado: 25 nov 2024

Hace unos días, tomé una decisión importante: retomar el hábito de escribir. En mis notas, ya llevaba tiempo acumulando ideas, esperando el momento adecuado para ordenarlas y darles forma. Mi intención era establecer las bases de lo que quiero construir en el futuro, un cimiento sólido desde el cual poder expandir mi filosofía. Pero al momento de pensar en el tema de mi segundo artículo, me di cuenta de algo: no se trata solo de teoría. Tal vez lo que realmente debo hacer es poner en práctica esas ideas, exponerme con valentía, y hacer de ello un ejercicio de gratitud y conciencia.

Es curioso cómo la vida, en su simplicidad, tiene la capacidad de enseñarnos las lecciones más valiosas. Y es precisamente esto lo que aprendí mientras estuve en el extranjero. Quería empezar con algo fuerte y llamativo, pero me di cuenta de que lo más importante se encuentra en lo pequeño, en lo cotidiano. A veces, el verdadero valor no está en los grandes logros o en lo que parece brillante a simple vista, sino en esas pequeñas joyas de la vida que a menudo damos por sentadas.

La gratitud no es solo un sentimiento, sino una práctica. Y aunque muchas veces me he encontrado buscando algo fuera de mí, lejos, el viaje me enseñó que lo más valioso está mucho más cerca de lo que imaginamos. Está en los domingos familiares, esos días tranquilos que compartimos con los que más queremos. En las risas con los amigos. En esos gestos llenos de amor y significado como una videollamada con tu abuela y madre que te recuerdan lo importante que es tener cerca a quienes nos dieron la vida. En los atardeceres de Santa Cruz, esos momentos mágicos donde la naturaleza se calma y nos recuerda la paz que podemos encontrar en el mundo si sabemos cómo verlo. En los "buenos días" y "buenas noches" que recibimos de una cultura familiar, esas palabras que conectan nuestras vidas y nos hacen sentir parte de algo más grande.

Y lo más importante de todo: la tranquilidad de tener un tiempo dedicado solo para respirar, el poder disfrutar de la cercanía, de esos momentos de paz que nos brinda la indiferencia y percepción holística que nos otorga la meditación y el amor. Al final, la vida se resume en lo que consideramos realmente valioso. No se trata de buscar en lo lejano, sino de reconocer lo que tenemos aquí y ahora.

Es por esto que hoy, más que nunca, quiero practicar la gratitud. Porque la vida nos da todo lo que necesitamos, solo tenemos que aprender a reconocerlo. Y lo que más aprendí es que la felicidad no está en lo que aún no hemos alcanzado, sino en lo que ya poseemos: el amor de los nuestros, la paz interior y el simple hecho de estar vivos.

Este es mi recordatorio para mí mismo y para todos los que lean esto: agradezcamos lo que ya tenemos, lo que la vida nos regala día tras día, y aprendamos a encontrar la belleza en lo cotidiano. La verdadera grandeza está en lo simple.

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